Compartir cualquier momento en pareja adquirirá otra dimensión brindando con los caldos de la bodega, llenos de historia y reflejo de la tradición.
Gastronomía, enología, turismo, historia y tradición se dan la mano en Pagos de Leza, un proyecto global enmarcado en pleno corazón de Rioja Alavesa donde perderse para celebrar San Valentín al abrigo de la Sierra de Cantabria y un mar infinito de viñedos. Allí, un brindis con cualquiera de sus vinos, máxima expresión de sus cepas, supondrá el broche perfecto para una escapada romántica por la comarca.
Productora de vinos y sensaciones desde hace generaciones, Rioja Alavesa ha sabido reinventarse conjugando los métodos de elaboración tradicionales con la más moderna tecnología. En este contexto surge Pagos de Leza, una bodega creadora de experiencias que se postula como un magnífico escenario donde vivir el día de San Valentín enoturístico, ya sea desde sus instalaciones o compartiendo cualquiera de sus vinos.
Su producción se centra en la elaboración de diez vinos de primer nivel pertenecientes a sus tres marcas de referencia, Ángel Santamaría, Editor y P.Numbra, a la que se suman sus Vinos de Autor, elaborados con uva seleccionada de cepas centenarias. Una idea que gira en torno a la cultura enológica y que, bajo la dirección de la familia Santamaría, aporta un toque diferenciador al mercado.
La gastronomía también es un elemento sobresaliente en Pagos de Leza, una relación que se puede experimentar en consonancia con sus vinos a través de varias actividades y de un restaurante propio: Ángel Santamaría. En él se pueden degustar los platos más típicos de la gastronomía vasco-riojana, como las tradicionales Pochas o las Chuletillas de corderito lechal al sarmiento. Una antesala estupenda para después visitar las instalaciones de la bodega.
El catálogo de experiencias de Pagos de Leza también está diseñado para ofrecer sensaciones que van mucho más allá de la mencionada visita. Entre sus propuestas se encuentran, por ejemplo, catas y maridajes especiales de vino y chocolate o queso, ambas de aproximadamente tres horas de duración y en las que los participantes sentirán despertar todos sus sentidos.
Además de las múltiples opciones de ocio y alojamiento que ofrece la comarca, destaca por encima de todo su oferta cultural dado que la zona que hoy es Rioja Alavesa ha estado habitada desde la Antigüedad. Prueba de ello son los restos arqueológicos que se encuentran en numerosos puntos como el Poblado de la Hoya, en el término de Laguardia, uno de los yacimientos más importantes de la Edad de Bronce del País Vasco, datado en el siglo XV antes de Cristo.
Los dólmenes son otro vestigio de la rica historia de este territorio; están repartidos por los términos municipales de Laguardia, Leza, Villabuena de Álava, Elvillar y Kripán. Entre ellos destaca ‘La Chabola de la Hechicera’, en Elvillar, una construcción megalítica que servía como panteón colectivo y que cuenta con una antigüedad de 4.700 años. Un recorrido ideal para los amantes de la historia y del frío del invierno, pero también de cualquier momento memorable en pareja en un entorno privilegiado.